

El CĆrculo de Hermes
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HacĆa unas pocas horas que habĆan dejado atrĆ”s la pequeƱa ciudad de Hermes. Ambos se acercaron a un riachuelo cristalino para beber algo de agua. Desde el momento que partieron Bato estuvo hablando todo el tiempo. Le explicaba al pequeƱo algunos fundamento bĆ”sicos para sobrevivir en la intemperie. Hermes extraƱaba a su madre pero no se lo comentó a Bato para evitar parecer dĆ©bil. Un colgante dorado apareció por encima de su cabeza. Ā”Era el collar de su madre!. EL chico miro hacia arriba, su mentor lo sostenĆa.
-Tómalo, ¿es que no lo quieres?-. Dijo acercÔndoselo mÔs.
-ĀæDe dónde lo has sacado, Bato?-. Hermes se morĆa de ganas por tenerlo pero las reprimió por un momento.
-Tu madre me lo dio antes de salir. Me pidió que te dijera que asĆ estarĆa siempre a tu lado, que velarĆa por ti y te protegerĆa-.
-¿y por qué no me lo ha dado a mi directamente?-. Dijo el muchacho dolorido.
-Seguramente serĆa demasiado doloroso para ella pronunciar esas palabras frente a ti sin echarse a llorar desolada-.
Hermes comprendĆa que para su madre habĆa sido muy duro verlo partir y por eso le regaló el colgante. El muchacho miró al suelo apenado.
-Este colgante-. Dijo tomĆ”ndolo en sus manos. āEs el Ćŗnico recuerdo que tenĆa mi madre de mi padre, Ć©l se lo regaló el dĆa que le pidió casarse con ella, primero perdió a mi padre y ahora a mi-. Intentó disimular una lĆ”grima que se le resbaló por el rostro.
Bato se retiró lentamente, era preferible no decir nada, pensaba que era mejor para el chico pasar el duelo solo. UrgĆa que el muchacho estuviera lo mĆ”s fresco posible para empezar su entrenamiento. SerĆan aƱos difĆciles, tendĆa que enseƱarle todo cuanto sabĆa.
-OjalƔ los Dioses me den los aƱos suficientes para hacer que Hermes llegue a cumplir mis expectativas.- Dijo con un tono muy bajo, casi para sus adentros.
Los dĆas pasaban y con ellos los meses e incluso aƱos. El muchacho estaba cada vez mĆ”s grande, ya era todo un hombre. Tanto entrenamiento en las diferentes disciplinas habĆan hecho de Ć©l un poderoso guerrero, fuerte y Ć”gil, pero el punto fuerte de Hermes era su inteligencia. Estudiaba a diario todo tipo de pergaminos y libros. HabĆan viajado por todo el reino, adquiriendo conocimiento de cada uno de los rincones mĆ”s remotos, aprendiendo culturas y formas de vida muy dispares. TenĆa el don de la palabra. Bato estaba muy orgulloso de Ć©l. Siempre lo habĆa presentado ante la gente como su hijo.
Pero los aƱos habĆan pasado para los dos y Bato estaba ya muy cansado, era muy mayor. Las idas y venidas habĆa hecho mella en su salud y aunque Hermes no se separaba de Ć©l y siempre le cuidaba mucho Bato sentĆa que su fin estaba cerca, por eso decidió que habĆa llegado su momento, tras mucho tiempo en el anonimato Hermes irĆa a palacio a reunirse con el rey de Aden. CumplirĆa con su destino, liderar en secreto al grupo de aliados.
Los Ćŗltimos tiempos habĆas sido difĆciles. Ya nada quedaba de aquellos dĆas en los que reinaba la paz. Poco a poco el caos se habĆa ido introduciendo, la miseria, el hambre, la perversión se encontraba en cada rincón. Hermes habĆa ido viendo como muy lentamente todo se tornaba gris. Bato le habĆa instruido bien y sabĆa perfectamente quienes eran aquellas personas que estaban haciendo del mundo un infierno. Su ansia de poder no tenĆa parangón. Dominaban ciudades enteras, habĆan permitido que hubiera esclavos.
Hermes habĆa visto un sinfĆn de atrocidades en sus largos viajes, le atormentaba no poder actuar. SabĆa que si empezaba a poner el orden, pronto se correrĆa la voz y su anonimato se verĆa perturbado. Una vez le preguntó a Bato por quĆ© el rey de Aden no hacĆa nada, su respuesta fue, todos los reyes mueren. Se rumoreaba que hacĆa ya unos aƱos el rey estaba muy enfermo y las Ćŗltimas noticias que se comentaban era que posiblemente estuviera moribundo. Todas las aves carroƱeras de palacio ansiaban su trono ya que el rey no tenĆa herederos. El cĆrculo de aliados se habĆan encargado en la medida de lo posible de intentar mantener la unidad de los diferentes territorios. En Aden se seguĆa estando bien. Sus gente casi vivĆan ajenas al caos que habĆa de puertas para fuera. Pero si el rey morĆa ĀæQuĆ© futuro le esperaba a los ciudadanos del reino?. Hermes tenĆa que ir a palacio y rĆ”pido. Se habĆa preparado para liderar el circulo de aliados. āEl cĆrculo de Hermesā como Bato lo llamaba.
Estaban ansioso por llegar a la capital del reino ya le quedaba menos. Bato le habĆa comentado que despuĆ©s le alcanzarĆa (aunque eso nunca fue asĆ) hizo una breve alusión a que necesitaba ir a un lugar a las afueras de Aden por Ćŗltima vez, si Bato no le daba mĆ”s detalles Ć©l no se metĆa. HabĆa aprendido con el tiempo a tratar a ese anciano cascarrabias, sabĆa que no le gustaba hablar de su vida privada y Ć©l lo respetaba. AsĆ que no quiso hacer preguntas. Nunca habĆa estado en Aden, por lo que habĆa oĆdo decĆan que era grandiosa.